En 1990 llegó a Montemayor el Wu-Shu / Kung-Fú a cargo del
maestro Gonzalo Pintor. Todo empezó en la calle Justo Moreno en un pequeño
local pero con muchísima ilusión por comenzar una etapa que cambiaría
hasta el día de hoy el pensamiento de la gente, no sólo de Montemayor, sino de
los pueblos de alrededor a cerca del Kung-Fú y su filosofía. En aquel entonces
el cine había creado una imagen de las artes marciales que no se correspondía
con la realidad. Es cierto que ayudó a darnos a conocer y la gente se sentía
atraída por esas películas de Bruce Lee, Jet Li, Jackie Chan, etc. pero detrás
de esas luchas, que nos encantaban a todos, había una disciplina, una humildad,
un respeto, un saber estar y una educación que nos supo transmitir el maestro
Gonzalo Pintor.
Con el paso de los
días el buen trabajo dio sus frutos, de modo que cambiaron de local por el
aumento de alumnos y alumnas, y digo “cambiaron” porque el gimnasio lo
llevaban Gonzalo Pintor y su novia y futura mujer María del Mar López,
residente de Montemayor que se convertiría en cinturón negro y maestra de Kug-Fú.
En 1992 en el pasaje Médico Rodríguez, comenzaría una etapa
mucho más larga. Los alumnos cada día iban adquiriendo más nivel, se empezaron
a hacer exhibiciones, campeonatos y empezamos a darnos a conocer no sólo a nivel
provincial sino a nivel nacional. Cuando apenas había gente que practicara artes marciales chinas en España, Gonzalo se recorría junto a sus alumnos más fieles (Mari Del Mar,
Rafa Sánchez “el Artista” Antonio Luna, Juan Jesús Jiménez, José Mario Molero
etc…) todos los rincones del país para
seguir aprendiendo y poder llevar a pueblos como Montemayor y Fernán Núñez todo el
conocimiento adquirido a sus pequeños alumnos hambrientos de ganas por aprender
nuevas técnicas para poder trabajar con ellas.
Fueron muchos alumnos los que pasaron por ese tatami. Algunos
de ellos fueron: Federico López, María Dolores López, Yesica Jiménez, Silvia
Cañete, Eduardo Cañete, Antonio Cabello, José Miguel Moral, Juan Moral,
Francisco Miguel Marín, Elizabeth Nadales y un largo etc... Todos ellos no sólo
eran buenos estudiantes de la escuela de Kung Fú sino que eran grandes compañeros
y muy buenos amigos. Esta etapa terminó para Gonzalo y María del Mar en 1998,
fecha en la que se trasladaron a Fernán Núñez
para seguir trabajando en el actual Centro Deportivo Sur
Occidental, pero
siempre manteniendo el contacto con sus alumnos. De este modo sembraron la
semilla en Montemayor.
Uno de sus alumnos
directos, Rafael Sánchez más conocido como “el Artista”, recogió su testigo y se trasladó a un nuevo gimnasio en la Calle Maestro
Don Fernando. En esta nueva etapa aparecerían nuevos alumnos pero con las
mismas ganas de trabajar como siempre se había hecho allí.
En el año 2000 se reformó el gimnasio y como Rafael Sánchez tenía que atender otros negocios, habló con Gonzalo para ver quién podía ayudarle a llevar la escuela y Gonzalo mandó a Israel Armenteros, otro de sus alumnos directos. Los inicios fueron difíciles pero poco a poco la gente fue adaptándose a la nueva forma de trabajar. Esta etapa es la más larga y llega hasta nuestros días. Actualmente Rafael Sánchez es el maestro dedicado al San Dan e Israel Armenteros a las clases de Kung Fu. La escuela sigue trabajando con un gran número de alumnos y alumnas. Entre ellos contamos con muchísimos campeones a nivel provincial, nacional e internacional.
Ojalá que nuestros cinturones negros (Pedro Galán, Juan Carlos Alcaide,
Juan Moral, Olga Alcaide, Inma Moral, Ana Belén Fernández, Sonia Jurado, María
Aurora Carmona, Isidro Santamaría, José Miguel Fernández, etc..) se conviertan también en maestros que sigan transmitiendo las mismas
ideas y conceptos pero cada uno con su propia personalidad igual que hicieron
los anteriores maestros de la escuela, sin romper la línea y lo que es más
importante, la identidad, pues aunque antes no lo haya nombrado, somos fieles a
un estilo, el estilo que nos forjó como guerreros, el HUNGGAR (estilo del
tigre), y al que representamos vayamos donde vayamos sin olvidar la cantidad de
kilómetros, tiempo, esfuerzo, trabajo, humildad, respeto, honor y sacrificio
que hizo en su día el maestro Gonzalo Pintor, esa es nuestra auténtica
identidad y la que nunca debemos olvidar. Todo irá bien si no olvidamos quiénes somos y de dónde
venimos.
Fdo. Israel Armenteros Santos
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